Veo mucho potencial, pero está desperdiciado.
Toda una generación trabajando en gasolineras, sirviendo mesas, o siendo esclavos oficinistas.
Crecimos con la televisión que nos hizo creer que algún día seríamos millonarios, dioses del cine, o estrellas del rock.
La publicidad nos hace desear coches y ropas, tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos.
Somos los hijos malditos de la historia, desarraigados y sin objetivos, no hemos sufrido una gran guerra, ni una depresión.
Nuestra guerra es la guerra espiritual, nuestra gran depresión es nuestra vida.